¿Cómo las importaciones de comercio electrónico están redefiniendo el comercio minorista en Japón?
Japón ha sido testigo de un espectacular aumento de las importaciones de comercio electrónico, sobre todo de ropa y otros bienes de consumo. Factores como las ventajas de las franquicias aduaneras y el cambio a las compras en línea inducido por la pandemia han propiciado este crecimiento exponencial.
Con los permisos de importación más que duplicándose desde 2019 para llegar a más de 100 millones en 2022, los expertos están planteando preocupaciones sobre el impacto significativo en el sector minorista local de Japón.
El auge del comercio electrónico: una mirada más cercana
Los datos del Ministerio de Finanzas de Japón revelan que en 2022 se expidieron la asombrosa cifra de 112,89 millones de permisos de importación. Esto supone un aumento del 18% respecto al año anterior. Casi el 90% de estas importaciones llegaron por vía aérea. Y los paquetes se entregaron directamente en los hogares.
Estas cifras aumentaron drásticamente a principios de 2020 debido a Covid-19. Con los cierres y las restricciones que afectaron a las compras en persona, los consumidores se inclinaron por las compras transfronterizas en línea para sus necesidades cotidianas.
Un mercado dominado por EE.UU. y China
Una encuesta reciente del Ministerio de Economía, Comercio e Industria indicaba que las importaciones de comercio electrónico procedentes de EE.UU. y China aumentaron conjuntamente un 6% en 2022, alcanzando un total de 395.400 millones de yenes (2.700 millones de dólares).
Según PayPal, la ropa deportiva, los vestidos y los cosméticos como el pintalabios se encuentran entre los artículos más comprados por los consumidores japoneses. "Los consumidores se sienten cada vez más cómodos con los productos extranjeros", señala Kazuyoshi Nakazato, director general de Zig-Zag, un proveedor de apoyo al comercio electrónico transfronterizo.
Una situación difícil para los minoristas locales
Una preocupación importante es que muchos productos extranjeros comprados en línea gozan de exención del impuesto sobre el consumo y los aranceles de Japón. De este modo, obtienen una ventaja de precio sobre los productos locales.
Los compradores particulares están exentos del impuesto sobre el consumo y los aranceles para las importaciones con un precio igual o inferior a 16.666 yenes. Esta laguna fiscal, unida a unos precios más bajos incluso después de los gastos de envío, supone una amenaza directa para los minoristas locales, que soportan un impuesto sobre el consumo del 10%.
El déficit de datos: Lo que no sabemos
Un obstáculo importante para desarrollar una respuesta política matizada es la falta de datos exhaustivos. Las estadísticas comerciales del Ministerio de Hacienda omiten en gran medida los cargamentos baratos y de pequeño tamaño. Por ello, el número de permisos de importación es actualmente la única fuente de datos para estas pequeñas transacciones transfronterizas. Sigue faltando información detallada sobre qué y cuántos artículos se importan, lo que supone un reto tanto para las aduanas como para las autoridades fiscales.
Esta es probablemente una de las razones por las que las aduanas japonesas han hecho obligatorio el ACP para las importaciones de comercio electrónico en Japón. Haga clic aquí para obtener más información sobre esta actualización.
La necesidad de un nuevo marco
A medida que las fronteras nacionales siguen difuminándose en esta era digital, Japón necesita adaptar sus sistemas fiscales y normativos para comprender y gestionar mejor el aumento de las importaciones de comercio electrónico. Sin intervenciones políticas inmediatas y basadas en datos, el sector minorista local podría seguir en desventaja, con implicaciones económicas más amplias para el país.
En esta era de consumo sin fronteras, Japón debe comprender primero la verdadera escala y el impacto de las compras transfronterizas individuales por comercio electrónico. Esta comprensión es crucial para crear políticas que protejan a las empresas locales y, al mismo tiempo, se adapten a las necesidades cambiantes de los consumidores.
Fuente: Nikkei Asia, Ministerio de Finanzas de Japón, JETI